viernes, 31 de mayo de 2019

Marchitos celestes, luces opacas

Marchitos celestes,
luces opacas,
la luna nueva se duerme
en el filo de la mañana,
yo en mi orilla leve,
dormida como un ciervo
bajo el infinito cielo
apenas me roza el aire,
con sumo amor escapan
sus manos entre mi pelo.

Le miro,
desde la soledad tan honda
que habita en mi alma,
le sigo,
con el fuego doliente
escapando por la mirada
pero el aire sigue quieto
y él no se percata.

La noche es traicionera,
con ilusiones me atrapa,
mas yo se que juega
a ilusionarme en sueños,
turbios y escurridizos
como son las aguas
de este turbulento río
que me azora el alma.








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Un cuaderno en blanco

Un cuaderno en blanco, y una noche eterna, nada que decir, la vida pasando a un ritmo tranquilo, un vulgar galope entre el mundanal ru...