miércoles, 29 de mayo de 2019

Madrugada en Barcelona

Uno de esos maravillosos días
en que todos los semáforos están en verde
todos menos el del amor
que sigue en rojo como siempre,

Volví a cruzar sin mirar
la calle estaba desierta,
adoro caminar sola
sin mi misma si quiera
sin rumbo, sintiéndome nadie,

Me gusta así la ciudad
cuando solo hay poemas,
“silencio” y soledad,
el mendigo del parque
y la señora de las palomas...

Si, es un poema bonito
deambular sin rumbo, 
cuando comienza a despuntar la aurora,
es como si hasta el aire
estuviese medio dormido,
bendita quietud...
aun no despertó el caos
yo aun soy una sombra
difuminándose 
lentamente
en las calles de Barcelona.







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